sábado, 13 de febrero de 2010

Enfermedades emocionales de la piel

Dermatitis Atópica y psoriasis, dos enfermedades de la piel altamente sensibles a las emociones.

Beatriz Briceño
III SEM COM SOCIAL

Tanto la Dermatitis Atópica como la psoriasis son enfermedades de la piel. La psoriasis es una enfermedad inflamatoria de la piel que se caracteriza por irritación e hinchazón cutánea, cuyos síntomas más característicos son el enrojecimiento y la presencia de placas con escamas plateadas y/o grietas. La Dermatitis atópica se caracteriza fundamentalmente por lesiones en forma de enrojecimiento que provocan un intenso picor y sequedad.
Ambas son enfermedades bastante comunes y de carácter hereditario, que pueden aparecer de forma repentina o gradual, cursan con períodos de empeoramiento y mejoría, y cuyas lesiones se agravan cuando la persona se encuentra en situación de estrés, ya que en estas circunstancias el sistema inmunológico disminuye y aumentan las toxinas en el cuerpo.
En el caso de la dermatitis atópica se considera benigna y en muchas ocasiones tiende a desaparecer con la edad, aunque algunas se mantienen a lo largo de la edad adulta y entonces se considera crónica; cuando esto ocurre, estamos ante una enfermedad muy molesta debido a los picores que provoca. En el caso de la psoriasis, es una enfermedad que no tiene cura aunque si tratamiento preventivo, es decir, actuaciones encaminadas a evitar que salgan los síntomas o que cuando éstos se den no aumenten en gravedad. La psoriasis puede tener fases, y en los casos más graves las placas pueden cubrir todo el cuerpo pudiendo requerir incluso la hospitalización, por lo que hay que tener claro que el tratamiento deberá estar siempre determinado por el dermatólogo y en función de la gravedad.
Dificultad para expresar los sentimientos
La persona con problemas de piel se van a caracterizar a nivel general por una dificultad en la expresión de sentimientos, su conducta de cara a la interacción con los demás va a ser pasiva, eludiendo problemas y dejándolos en el tintero sin resolver, de ahí que más adelante se refleje en un síntoma físico en su zona más sensible. Todos sabemos que cuando tenemos problemas o estamos estresados, la parte más débil de nuestro organismo es la primera que se resiente.

Por ejemplo, si tenemos problemas de estómago y es nuestro punto débil, ante un suceso estresante, nos pondremos enfermos con dolor de estómago y no de otra cosa. Para las personas con eszemas, rojeces, granos, etc, su punto débil es su piel y los problemas en ella aparecerán o empeorarán en momento de malestar.

El estado de ánimo repercute en nuestra salud física
Muchos de estos problemas emocionales tienen que ver con la interacción con los demás, la actitud pasiva, la no resolución, el no enfrentamiento se ven reflejados en la actitud hacia amigos, compañeros de trabajo, etc. Esto provoca un malestar generalizado por acontecimientos sin resolver que provocan ansiedad o malestar y que se van a reflejar en nuestra piel. Está comprobado que cuando la persona aprende a utilizar una buena comunicación y a poner en marcha mecanismos de enfrentamiento a los problemas, solucionándolos o liberando la carga, la enfermedad remite o mejora.

El estado de ánimo repercute en nuestra salud física y en nuestro estado funcional, no cabe la menor duda.

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