martes, 3 de agosto de 2010

Triste realidad de la familia portugueseña
Poco diálogo entre padres e hijos


Por: Jesús Rey
I Semestre de Comunicación Social

En una encuesta realizada en el estado Portuguesa a un grupo de familias se ha dado a conocer que 7 de cada 10 padres no tienen buena comunicación con sus hijos lo que lleva a los hijos tener una mejor comunicación con otras personas del mundo que los rodea, bien sea amigos o hasta a veces recién conocidos teniendo con ellos, esa confianza que no tienen con sus padres, dado a que de parte de ellos no se sienten escuchados y reciben criticas o a veces simplemente no están pendiente lo que pase con sus hijos.

Todos los padres necesitan tener una buena comunicación con sus hijos. La comunicación favorece la relación, se obtiene un ambiente de unión, de respeto, de tolerancia y de cariño y confianza. Si es importante el diálogo en las relaciones interpersonales, lo es aún más la comunicación en la familia, ésta está guiada por los sentimientos, nos ayuda a establecer contacto con el otro, a dar o recibir información y así expresar aquello que queremos decir, ya sean ideas, sentimientos o sufrimientos. La comunicación ayuda a fortalecer el apego en la familia y entre sus miembros.

A los padres y a las madres les gusta tener con los hijos una comunicación fluida y positiva. Cuando esto no es así, cuando la relación se deteriora y se convierte en superficial, aparecen las dudas y la desconfianza, los problemas pasan por la mente de los padres y surge la angustia. De igual modo hay momentos que los hijos no necesitan comunicar según que aspectos de sus vidas a los padres y este hecho ha de ser respetado, en este momento los hermanos o los amigos cobran un papel importante. Aquí los padres tendrán que darles a los hijos su espacio y momento y estar presentes por si son necesarios en algún momento. Este hecho suele ser más frecuente en la adolescencia y los niños se vuelven más reservados que cuando son más pequeños. Es en este momento cuando los padres tendrán que estar más alerta y observar las conductas de sus hijos por si necesitan de su ayuda y ellos no son capaces de comunicarlo.

Es importante que sepamos que, a veces, con el afán de ayudar a los hijos, los padres pueden convertirse en jueces, se critica o se censuran sus conductas con mucha rapidez y esto no favorecerá a la relación.

Escuchar atentamente es el primer paso que nos permitirá conocer qué preocupa al niño y cuál es su estado emocional. Los niños aprenden desde el ejemplo, por eso es necesario que los padres comiencen desde muy pequeños a interiorizar en los niños pautas o normas de una buena comunicación. Cuando existe la comunicación en una familia, seguramente se puede afirmar que existe un compañerismo, una complicidad, y un ambiente de unión y afecto en la casa. Hay que ayudar a los hijos, es decir, que los padres introduzcan mecanismos que faciliten la comunicación
Es importante, que el niño se sienta escuchado, que pueda comunicarse abiertamente y se sienta apoyado cuando exprese todos sus sentimientos. De esta manera la comunicación será positiva y el ambiente familiar será el adecuado para el buen desarrollo del niño.

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